Padres y el deporte infantil y juvenil

by Basketistas

Empezaremos una serie de entradas a propósito del libro del psicólogo y entrenador José María Buceta titulado “Mi hijo es el mejor, y además es mi hijo”. Desde aquí recomendamos su lectura ya que trata aspectos del deporte en las etapas infantil y juvenil desde muchas perspectivas. Interesante para padres y entrenadores, como así lo presenta su propio autor.

En esta primera entrada vamos a ir haciendo referencia a apuntes del libro que tratan sobre la aportación y la situación que se genera al respecto de los padres en el ámbito del deporte de sus hijos.

El papel de los padres en el deporte de los hijos

 Como bien se dice en el libro “ser padre o madre no es fácil, pero encima el deporte de competición plantea una dificultad añadida. Por un lado, es una alegría que los hijos estén sanos y se involucren en una actividad divertida que fortalece su salud (…) Pero al mismo tiempo, el deporte de competición es muy emocional, y si el que está ahí es tu hijo, todo se multiplica“.

De nuevo surge el concepto competición, y es que ya en edad infantil/juvenil, el deporte es competición. Hay que dejar de repetir el mantra de que lo importante es que se lo pasen bien, y más si se usa como algo excluyente. Viene a ser como aquello de “lo importante es participar”, y es que esa frase es muy socorrida cuando conviene pero en realidad está mal formulada. La frase debería de ser “lo más importante es participar”, si bien eso no anula que sea importante también el competir, el luchar, mejorar, intentar quedar lo mejor posible y por supuesto, ganar. Y es que lo más importante sí que es participar, pero en condiciones.

Por tanto, ubicados y teniendo claro que ya en estas edades el deporte es de competición, por supuesto que habrá tensiones deportivas, en el banquillo, en la pista, en los entrenamientos, en la grada… Los padres por supuesto estamos expuestos a esa tensión y sólo se trata de saber gestionar nuestras emociones, como también se trata en el libro.

Los padres somos precisamente eso, padres, y también nos involucramos en la logística que conlleva el que nuestros hijos practiquen un deporte. Por esto principalmente, no se puede pretender que acabemos siendo meros espectadores. Es imposible.

Cierto que los padres tenemos que tener unas expectativas razonables y ajustadas a cada una de las etapas, que debe de predominar el apoyo sobre la exageración y la presión. Pero también ese apoyo debe de estar por encima de la sobreprotección. Todos, en cualquier caso, albergamos en nuestro corazoncito la ilusión de que nuestros hijos, además de disfrutar del deporte y mejorar su salud, destaquen en cierto modo en la disciplina que elijan. Están los que se lo niegan hasta a sí mismos, y los que lo reconocen. No debería de ser motivo de avergonzamiento.

Volviendo al libro, leemos que “el deporte es una herramienta poderosa que puede contribuir a que los muchachos, además de pasarlo bien, hagan amigos y crezcan con salud, se hagan fuertes mentalmente y se desarrollen como personas“.

Con todo esto, como padres nos recomienda el autor aceptar unas premisas para que nuestra relación con el deporte de nuestros hijos sea la más saludable posible y que son:

  1. Aceptar el papel del entrenador.
  2. Aceptar los éxitos y fracasos de los hijos.
  3. Mostrar una dedicación e interés adecuados.
  4. Ayudar a que los hijos tomen sus propias decisiones.
  5. Ser modelos de autocontrol.

Seguiremos comentando aspectos tratados en este libro si os parecen de interés y os invitamos a participar con vuestras opiniones y puntos de vista. Al final, sólo se trata de intentar mejorar todos.


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