Cabeza de ratón o cola de león

by Basketistas

Llega un punto en la evolución de los grupos en el que hay que decidir si se es ambicioso y cuál es el nivel adecuado de esa ambición. La eterna cuestión que suele rondar por los equipos en uno u otro momento de su existencia.

El primer problema que se suele dar es poner de acuerdo a todo un conjunto de familias de lo más dispar (porque hablamos de baloncesto base) y llegar a un consenso acerca del nivel de ambición que hay que poseer. Aquí surgen los primeros desencuentros y es que cada familia es ante todo eso, familia, y el instinto nos lleva a pensar en nuestro hijo/a más allá de objetivos deportivos grupales. Esa sobreprotección que tenemos todos los padres y que nos lleva a intentar mantener siempre a nuestros retoños en la zona de confort para que no se sientan mal, presionados o desplazados. La cuestión es que sin ambición y exigencia, habitando siempre en esa zona de confort, uno tiende a acomodarse y por tanto a frenar la potencial evolución.

Suponiendo que se consigue poner de acuerdo a todo un grupo en la idea de que hay que ser ambiciosos, llega el segundo debate: ¿qué nivel de ambición hay que buscar? Si ya es costoso lograr estar todos en la misma línea y ser conscientes de que divertirse y ser ambicioso es compatible, llegar a consensuar ese nivel suele ser ya meritorio. Como en el baloncesto de formación se elige el nivel en que se quiere competir, llega la pregunta del millón: ¿qué queremos ser? ¿cabeza de ratón o cola de león? Es decir, ¿queremos competir en un nivel que resulte cómodo y veamos victorias y evitemos sufrimientos innecesarios o preferimos entrar en un nivel que suponga un sobresfuerzo con la esperanza de que eso haga crecer más y mejor al grupo? Hay puntos de vista para todos los gustos. Por lo general, al usar la expresión que titula este post, se está entendiendo que es mejor liderar un pequeño proyecto que no tener ningún protagonismo en otro mucho más ambicioso. Pero, ¿Es preferible pecar de exigente y ambicioso que conformarse? ¿Es mejor curtirse en niveles y grupos duros para recoger los frutos más adelante?

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Complicada respuesta a esas cuestiones. Aquí lo más conveniente es que sea el entrenador o cuerpo técnico el que, en función del grupo que tiene, sea el que decida. Ocurre en este punto que el ser realista suele implicar buscarse problemas, bien con el club, bien con los padres, ya que suele haber intereses detrás de todas estas decisiones. No conviene perder familias que paguen sus cuotas, tampoco conviene descalabrar la estructura de equipos dentro del club, pero a la vez no dar pie a que los chavales más ambiciosos se vayan a otros clubes, etc… Las familias deberemos asumir esa decisión si es lo que se nos recomienda y se acepta así por la mayoría. A partir de ese momento tocará remar todos juntos en la misma dirección y sin dudas. Llegará el final de temporada y el momento de hacer el balance oportuno antes de planificar la siguiente.

Saber ser realistas, respetar la autoridad del entrenador, que éste acepte también la opinión de las familias y no anteponer temas económicos al sentimiento y forma de pensar del grupo humano formado por todos, debería de ser el principio de un camino que puede ser algo natural o algo traumático según el enfoque que se le dé.


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3 comentarios

  1. Víctor dice:

    Yo,por la experiencia de este año,cola de leon. Hay una gran diferencia entre las que han sido cola de leon y las que se han quedado cabeza de raton. Diferencia que no existia al final de la pasada trmporada,al menos tan grande.
    Tambien es cierto que la division se hizo en funcion del fisico y esa diferencia fisica permanece,pero la diferencia competitiva y tecnica y tactica esta aumentando semana a semana….

  2. Josean dice:

    Al final de lo que se trata es de elegir adecuadamente. Poner un nivel de exigencia que te obligue a esforzarte y a querer mejorar, que no te permita acomodarte y te haga querer más. Lo que pasa es que en clubes donde se mezcla de todo en el mismo saco pasa lo que pasa. Así se ven chicos que juegan por estar con sus amigos sin más, otros que quieren ganar pero sin esfuerzo ni compromiso y los que quieren esforzarse y mejorar sabiendo que con eso lo normal es que vengan resultados. De los padres? da para varios libros. Si mi hijo no llega, es el grupo el que es demasiado exigente; y eso los que quieren ver que quizá el nivel o el propio deporte no sea la virtud de su niño, que otras tendrá. El no permitir que se haga la selección natural por competitividad y ambición, no quererlo ver por parte de las familias o no hacerlo por entrenadores/clubes que temen guerras es lo que lleva a la desintegración del equipo y los malos rollos. para mí es mejor competir en un nivel exigente y quedar cuartos o quintos que ser segundos (no ya primeros) en un nivel que se saca sin esfuerzo. Pero claro, esto implica sacrificios y dejar lastres por el camino, de jugadores y de familias que sólo dinamitan proyectos para llevar a sus hijos en una burbuja que antes o después explotará.

    • Víctor dice:

      Despues de la victoria ante marianistas esta mañana 70/63, solo puedo ratificar lo dicho. El partido ha sido justo despuees del de parte de sus compañeras del año pasado que han cerrado acta a un equipo que no deberia estar en B. Nuestro partido ha sido intenso y jugado a un nivel extraordinario,incluso perdiendo hubiera valido la pena.
      El otro, pues no ha servido de nada,la verdad.
      Pero cada semana la diferencia es mayor entre ellas y es por la diferencia de exigencia.
      Cola de leon,si o si.

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